27 enero, 2021. Termino de corregir el texto, ya está listo para enviarlo a quienes me van a dar la alegría de escribir prólogo y epílogo, Rafa Cervera y Javier de Diego. No me da tiempo a imprimirlo y llevarlo a la oficina de Correos porque el virus se cuela en casa y empezamos una cuarentena que durará tres semanas. Rafa Cervera me escribe al día siguiente un mensaje:
"Qué bonitos son los manuscritos, ¿verdad? Son como una especie de dietarios hechos solamente de errores, ilusiones y temores, el itinerario que escribimos en busca de una perfección que nunca alcanzaremos porque de ser así nada valdría la pena".
Ese mismo día recibo un correo del editor Ramiro Domínguez:
"Juan, he estado ingresado desde el día 30 de diciembre por
COVID, salí antes de ayer. Terrible".