OTRA MIRADA A LA FIGURA POLIÉDRICA DE DAVID BOWIE. El escritor Juan J. Vicedo se adentra en el alma del músico camaleónico británico en su nuevo libro, que presenta este sábado en Alicante. ÁFRICA PRADO.
Desde el primer casete de Ziggy Stardust grabado de crío, David Bowie figuraba en el altar mayor de la música de Juan J. Vicedo, abogado alicantino cada vez más metido en el barro de la literatura tras haberse acercado a otros de sus mitos con libros sobre Bob Dylan, Patti Smith, Kate Bush o la banda Pulp. Pero Bowie era otra cosa, de otro planeta. «Mi favorito era él», indica, «pero siempre decía que no quería escribir sobre Bowie porque era un personaje muy complicado, ya hay muchísimo publicado y qué podía añadir yo». Cuatro libros después, Vicedo acaba de publicar Siluetas y Sombras. David Bowie (Silex) una suerte de biografía ficcionada sobre el músico de Brixton fallecido en 2016, que le ha costado escribir más que ningún otro y que presenta mañana, sábado, a las 19 horas en la librería Pynchon&Co de Alicante.
El libro, prologado y epilogado por expertos en la materia como Rafa Cervera y Javier de Diego Romero, no es un acercamiento a la vida y obra de Bowie al uso. «¿Cómo me atrevo yo a meterme en este berenjenal? ¿Y si hago algo diferente?», se preguntó Vicedo, y eso hizo. Se metió en la cabeza, en el alma de Bowie, como apunta Rafa Cervera, para intentar desentrañar al personaje y, a través de más de un centenar de capítulos cortos, cuenta su vida como si el autor hubiera sido un testigo privilegiado de ella.
«Es real todo, pero contado como si fuera una película, donde no se ve al narrador. Para ello no hay más que documentación y documentación: libros, artículos, fotos, vídeos, entrevistas, canciones... Había que descubrir ese café en el que estuvo tal día, la ropa que llevaba, el vino que bebía. He procurado que todo fuera real y eso es lo que lleva al lector a preguntarse si lo que lee es verdad o no», explica el autor, que ha pasado ocho meses recabando información y buceando en el universo de Bowie, lleno de notas al margen y flechas en todas direcciones antes de ponerse a escribir y darle forma literaria a tanta información sobre una persona con tantas caras. «Mi visión sobre él no ha cambiado, pero sí he aprendido mucho después del libro. Yo quería averiguar qué había detrás de todos los personajes en los que David Bowie se va transformando a lo largo de su vida (de Ziggy Stardust a Aladdin Sane o al Duque Blanco), porque no son solo disfraces, sino que hay una persona detrás, y esos cambios determinan su evolución», expone Juan J. Vicedo, que confiesa que su único miedo al embarcarse en esta aventura era «no encontrar lo que buscaba, hacer un trabajo para nada, limitarme a narrar hitos. Quería llegar a algo más».
Además, el propio personaje «siembra de pistas falsas todo el recorrido y nunca llegas a tener del todo claro si está jugando o no, y las letras de sus canciones son complicadas, retorcidas, y es difícil descifrar el significado de su obra. Pero él mismo se refleja en ella, más que en las letras, en la música que hace», revela el autor. Una música fruto de su estado de ánimo, «a veces en calma, a veces desquiciado », describe.
Vicedo llegó a pensar que no era posible desentrañar a Bowie entre las máscaras de sus personajes, «pero creo que algo sí lo he hecho», considera. Por supuesto, primero hay que leer el libro que acaba de escribir, pero el autor de Siluetas y sombras avanza que el músico británico «era una persona que experimenta constantemente porque, a pesar de tanta fachada y de todo lo superfluo, va buscando un crecimiento personal y llega un momento, a partir de su boda con Iman, en el que se da cuenta de que ese proceso le ha llevado a no entender el mundo actual ya».
El legado que deja es inmenso musicalmente hablando, con «una voz en continua transformación también», pero Bowie no es solo música, «es teatro, es cine, es ballet, son los vídeos musicales. Su influencia en la música y en la cultura general es enorme. Es capaz de influir en Tino Casal, en Siouxsie and the Banshees, en Pulp, en The Cure o en Psychedelic Furs. Todos son hijos de él, desde Billy Idol a Miguel Bosé. ¿Qué tenían en común? A David Bowie», explica Vicedo, que recuerda que el camaleónico cantante es el primero en salir del armario en el año 1972, «y además lo exagera, pero lo hace con toda naturalidad y eso abre caminos en las costumbres y en la sexualidad de la época, en un momento en el que Inglaterra era un faro».
De todo este maremágnum que arrastra Bowie, Vicedo se queda con la creencia de que «no ha habido nadie como él, con esa trascendencia cultural y esa capacidad de transformación que le hace único».
Las más de cuatrocientas páginas del libro, que cuentan con ilustraciones de su hermano Ismael Vicedo, no van dirigidas exclusivamente a amantes de David Bowie. «Yo busco siempre compartir y no escribir para eruditos, compartir lo que me gusta, sin trivializar tampoco sobre lo que escribo. Así que este libro va dirigido a los que saben ya mucho de Bowie, pero también a los que saben poco o nada de él», destaca el autor.
Después de Bowie, Vicedo ve «muy difícil» escribir otro libro, tanto por el personaje como por lo que ha puesto de sí mismo en este. Pero también veía imposible escribir de Bowie y miren.
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