Carlos Pérez de Ziriza califica "Siluetas y Sombras. David Bowie" como alta literatura pop, en su reseña en la revista Mondo Sonoro.
"Brillantez que impresiona", "exquisito estilo literario", ".como si el autor hubiera estado ahí presente desde el primer instante", "bagaje y material de primer nivel", "esto es lo mejor que nunca ha escrito Vicedo"... son algunos de los elogios que le dedica.
Carlos Pérez de Ziriza — 27-10-2021
David Bowie. Uff. Qué pereza. Es lo primero que pienso cuando me enfrento a otro libro sobre él. Fue lo primero que me vino a la cabeza cuando Juan J. Vicedo me comentó que andaba trabajando en esto. Yo mismo rechacé la propuesta de una editorial, hace unos cuatro años, de escribir un libro biográfico abordando su figura grosso modo. No le veía sentido: doctores muchísimo más dotados tiene esa iglesia, sin salir de nuestro país. Sufrí el síndrome del impostor con más razón que nunca. ¿Qué decir de Bowie que no se haya dicho ya, cuando la bibliografía sobre él es desbordante? Ni siquiera el timing parece el más adecuado. Han pasado más de cinco años desde que nos dejó. La fiebre ya remite.
Me bastaron un par de páginas para que todo hiciera click en mi cabeza. Para conectar con su propósito. Para intuir que esto es lo mejor que nunca ha escrito Vicedo, a quien conocí a raíz de su notable "Kate Bush. Los dominios de lo invisible" (66 RPM, 2017). Para certificar que aquí se ha atrevido a llevar a cabo todo aquello que en "Calles que fueron nuestras. El universo musical de Jarvis Cocker, Richard Hawley y Pulp" (Sílex, 2019), se quedaba a medio camino, navegando entre dos registros sin terminar de zambullirse del todo en ninguno de ambos, sin quemar todas las naves en el intento. Y lo ha hecho con una brillantez que impresiona. Este libro sería como esos libres indirectos en los que un futbolista se encuentra con una barrera que es como un bosque de piernas y cabezas de defensas contrarios, ante la cual solo tiene una remota opción: colocarla con potencia y extrema destreza en la escuadra de la portería rival. Por la única rendija posible. Él lo ha hecho con un trabajo de documentación y de destilación ingentes. No sé aún cómo no le ha explotado la cabeza.
Juan ha optado por contarnos la vida de Bowie como si fuera una apasionante novela, trascendiendo con creces lo periodístico, contándonos su vida y milagros con un exquisito estilo literario, como si él hubiera estado ahí mismo presente desde el primer instante. Y lo ha logrado de un modo tan impecable que acaba por darnos igual cuánto hay de cierto o de estilizado, o cuántas de estas correrías nos eran ya familiares o ignotas. Seguramente era la única forma de engancharnos (y de qué forma: solo uno de los flashbacks se me hizo excesivamente prolijo) al desglose de una figura tan esencial desde cualquier ámbito de nuestra cultura como desmenuzada desde cualquier óptica posible.
Decía Mick Jagger, y lo recogen pertinentemente estas páginas, que es mejor no ponerse unos zapatos nuevos si te habías citado con Bowie, el hombre que allí donde huele sangre fresca, “la olfatea, la muerde a la yugular y se alimenta, porque utiliza la copia para seguir creando”. Y se nota que este libro, prologado y epilogado por otras dos voces más que acreditadas en el asunto como son Rafa Cervera y Javier De Diego Romero, ha sabido nutrirse de bagaje y material de primer nivel hasta desembocar en algo que solo puede calificarse de alta literatura pop.
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